miércoles, 21 de abril de 2010

A pesar de que el hombre, en su calidad de ser vivo, es uno de los elementos que
conforma la componente biofísica, su interacción con los demás elementos que la
constituyen (bióticos y abióticos), ha actuado como fuerza motriz modelando los
sistemas ambientales. Es decir, mediante procesos racionales ha generado cambios y
seleccionado alternativas, basándose en su experiencia y en el conocimiento adquirido
desde su existencia, reorientando el curso de los acontecimientos. Por tanto, el estado
de salud actual del ambiente es en gran medida la resultante de las acciones y
decisiones humanas tomadas en el pasado. Retomando, el ejemplo de la eutrofización
de ecosistemas acuáticos y considerando que el agua es un recurso natural vital para
la sobrevivencia de las diferentes especies animales y vegetales (incluido el hombre),
las decisiones tomadas en el pasado, están conspiran con la permanencia de
cualquier forma de vida en la Tierra.
Por tanto, el gran desafío que enfrentamos hoy las sociedades humanas es
reorientar nuestras acciones y aplicar los avances tecnológicos, hacia la generación de
modelos de desarrollo que contemplen la sustentabilidad de los recursos naturales y la
equidad social y, no solamente el crecimiento económico.

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