martes, 18 de mayo de 2010

Desarrollo sostenible, calidad de vida y pobreza.

El término sostenible, o sustentable, aplicado a desarrollo, es de uso cada vez más frecuente y extendido en los medios académico y político de todo el mundo, y, como es señalado por diversos autores, ahí reside la fortaleza y la debilidad del concepto establecido. Fortaleza, porque permite que actores sociales e individuos que en el pasado eran incapaces de dialogar constructivamente, ahora, por medio del espacio de encuentro que creó el discurso del desarrollo sostenible, lo hagan y creen consensos en torno al tipo de sociedad a la que aspiran y al tipo de relación que ésta debe establecer con su ambiente. Debilidad, porque el término desarrollo sostenible suele ser usado de manera tan general, superficial e imprecisa, que puede terminar siendo empleado para definir como sostenibles políticas y prácticas que no responden a una orientación en ese sentido. Desde ese punto de vista, para que el concepto desarrollo sostenible, o desarrollo humano sostenible, tenga un impacto efectivo en la orientación de políticas sociales, así como en el proceso de toma de decisiones, debe definirse con precisión qué se entiende por desarrollo humano, qué por sostenible o sustentable y cómo se logrará alcanzar y mantener el mismo a lo largo del tiempo.

Porque sostenible alude a lo que se mantiene, y sustentable al sustento necesario para vivir (en inglés ambos se fusionan en sustainable), aquí se usará sustentable pretendiendo aludir más claramente al tipo de contenido que debe tener el desarrollo.

Desarrollo sostenible o sustentable. Para pensar.

Un proceso de cambio progresivo en la calidad de vida de la humanidad, crecimiento económico con equidad social, transformación de los métodos de producción y patrones de consumo en que se sustenta el equilibrio ecológico, respetar la diversidad étnica y cultural, así como la convivencia pacífica y en armonía con la naturaleza, sin comprometer y garantizando la calidad de vida de las generaciones futuras son los planteamientos esenciales del desarrollo sustentable.

DEFINICION

“Aquel que no pone en riesgo las necesidades de las generaciones futuras para satisfacer las del presente”, es una de las definiciones del desarrollo sustentable.

El objetivo es contribuir a mejorar la calidad de vida de la humanidad sin deteriorar o agotar los ecosistemas. El compromiso público supone impulsar esa política con la convicción de lograr la sustentabilidad.

Ideas sueltas para discutirlas en clase


El desarrollo sostenible
La viabilidad del crecimiento económico se ve limitada por la posibilidad de conservar los recursos. Para esto es necesario el estudio de los umbrales máximo y mínimo, dentro de los cuales se pueden explotar un recurso sin afectar al equilibrio ecológico que le sostiene, y es responsable de su existencia.
La riqueza que puede suponer un recurso no viene, sólo, de la eventualidad de utilización inmediata, sino de su posibilidad de utilizarlo a largo plazo de forma sostenible y garantizando su permanencia.

Para ello se debe investigar cuál es la población mínima, o la cantidad del recurso mínimo, que asegura su regeneración como especie. Además, hay que determinar qué importancia tiene esa especie, o recurso, en el equilibrio del ecosistema y qué función cumple. Tan importante como asegurarse la renovación del recurso es garantizar la persistencia del ecosistema que le sostiene, ya que sin él el recurso desaparece.

El desarrollo económico viene, pues, de la posibilidad de utilizar un recurso asegurando su regeneración y su equilibrio ecológico, y la creación de una tecnología que haga menos agresiva la transformación de los recursos, de manera que se pierda menos peso en el proceso de transformación, utilizando menos energía o la energía liberada en el propio proceso de transformación. Cuanto mayor sea la eficacia del proceso de transformación, y menor el consumo de energía, mayores serán los beneficios económicos y ecológicos.

jueves, 6 de mayo de 2010

educar para la vida...

educar para la vida...

miércoles, 5 de mayo de 2010

Como se observa en el cuadro, a Uruguay le corresponde la porción menor; aunque ocupa el 25% de nuestro territorio continental, en los Departamentos de: Artigas, Paysandú, Rivera, Salto y Tacuarembó.
La formación geológica que lo contiene, está compuesta fundamentalmente por areniscas muy porosas con un espesor que oscila entre 50 y 800m; y el límite superior del agua contenida varía entre 20 y 1500m de profundidad.
En una comparación muy simplificada, esta formación geológica se comporta como una esponja subterránea extendida sobre un gran territorio. Presenta zonas altas donde se produce la recarga con el agua de lluvia, ríos y arroyos, y zonas bajas donde descarga directa o indirectamente a los cursos de agua superficiales.

En nuestro país, en los suelos arenosos de Tacuarembó y Rivera el agua se encuentra a pocos metros de la superficie; en cambio en el litoral de Artigas, Salto y Paysandú, se encuentra a profundidades en promedio superiores a 1000m y por debajo de un manto espeso de rocas basálticas.
El agua almacenada en todo el SAG se estima en 37.000 km3 (1 km3 equivale a mil millones de litros); aunque el volumen explotable sin provocar su agotamiento gradual, se estima en promedio en 60 km3 anuales. Para tener una idea simple de lo que significa esta cantidad, citamos el siguiente ejemplo: Si consideramos que una persona requiere 150 litros de agua potable por día equivalentes a 54,75 m3/año (consumo razonable para las necesidades solamente de agua de alta calidad); los 60 km3 permitirían abastecer las necesidades de 1096 millones de personas, equivalentes a más de 4 veces la población total de los 4 países involucrados o a una sexta parte de la humanidad.




Cuando disfrutamos a las termas del Litoral, no somos concientes que esa agua que surge caliente y cristalina proviene de la infiltración de la lluvia y los cursos superficiales en tierras lejanas, donde ingresó al acuífero probablemente hace cientos o miles de años.
En el mismo sentido, desconocemos la vulnerabilidad de ese recurso natural aparentemente inacabable y la interdependencia transfronteriza que tenemos entre los países vecinos.

Este breve artículo pretende sensibilizar a la población, respecto a que esa agua que disfrutamos en forma dispendiosa tiene un inmenso valor estratégico para nuestro futuro, por pertenecer a uno de los acuíferos más importantes del planeta por la cantidad y calidad de sus aguas.
No obstante nuestros países ya han comenzado a actuar en forma integrada dando los pasos iniciales necesarios para gestionar la protección y desarrollo sostenible, de este patrimonio natural.

El acuifero guarani

El sistema Acuífero Guaraní, es una de las reservas de agua dulce más importantes del planeta y se ubica en Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Las cuatro naciones tienen una gran oportunidad y responsabilidad para lograr el uso sustentable de este enorme patrimonio natural.

La denominación actual de Guaraní es reciente (1996), ya que anteriormente tenía otros nombres; y ante la necesidad de promover su gestión integrada; se adoptó el nombre de los indígenas que habitaban estas tierras antes de la colonización.
Este sistema acuífero, constituye una de las reservas de agua subterránea más importantes del planeta; y está ubicado en el centro-oeste de América del Sur, en territorios de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.

CUADRO: Superficie que ocupa en cada país

Cuidados del agua

Cuidado del agua.

Todo lo que se ha visto, que es la gran importancia que tiene el agua para la vida humana y para la vida en general en el planeta, sirve para comprender lo importante que es cuidarla; no solamente evitando malgastar el agua de que disponemos, sino también evitando que se contamine.

Si bien es cierto que a escala mundial el agua siempre seguirá existiendo en la misma cantidad, porque el agua es un recurso natural renovable; no es menos cierto que en cada lugar solamente puede obtenerse una cantidad limitada; y por lo tanto, debe cuidarse. En el Uruguay estamos acostumbrados a que el agua sea abundante y en general facilmente accesible; pero no debemos perder de vista que igualmente es una sustancia muy valiosa, que debe utilizarse con prudencia así como evitar su degradación por el exceso de contaminación de las fuentes utilizables. No hay que olvidar que, precisamente por ser un recurso renovable, el agua deberá utilizarse una y otra vez; por lo cual hay que preocuparse de que sea posible disponer de ella en condiciones adecuadas.

Del mismo modo que es vehículo de vida, el agua puede ser el medio por el cual se difundan enfermedades; cuando se le incorporen sustancias malignas para la salud o la vida, como ocurre cuando algunos productos de desecho son echados a las corrientes de agua sin una debida depuración previa.

El agua constituye, por sus propiedades, una sustancia sumamente útil para ciertos procesos industriales, al igual que como medio de saneamiento de las ciudades y de limpieza en general. Para muchos de esos fines, se disuelven en ella productos - como los jabones y detergentes - que operan sobre otras sustancias haciéndolas también solubles en el agua, para separarlas y extraerlas. Pero eso da por resultado aguas que contienen sustancias perjudiciales, que se llaman aguas servidas, de las que es preciso deshacerse.

La disposición de las aguas servidas debe realizarse de tal manera que sea posible evitar que las sustancias perjudiciales que contienen, contaminen las fuentes de aguas puras, de las que es preciso obtener nuevamente agua en condiciones que permitan usarla sin peligro. Para ello, es preciso que, antes de devolver esas aguas a los cauces de la naturaleza, se le separe esas sustancias perjudiciales; y a la vez ellas sean procesadas en forma de quitarles esa condición. A eso, se le llama la depuración del agua; que significa devolverle su pureza originaria.

Purificar el agua

Existen diversos métodos para depurar y purificar el agua contaminada por las actividades humanas, antes de devolverla a sus cauces naturales:

Por decantación — que consiste en dejar el agua reposando en depósitos para permitir que las sustancias sólidas caigan al fondo, lo que permite separarlas del agua.

Por aereación — u oxidación, que frecuentemente se combina con el anterior, y que consiste en que al dejar el agua reposando en grandes depósitos de poca profundidad, las sustancias sólidas perjudiciales son descompuestas por la acción del oxígeno del aire y la labor de diversos microorganismos; haciendo que los gases se dispersen en la atmósfera y los restos sólidos decanten, ya no sean perjudiciales, o puedan extraerse mejor por otros medios.

Por filtrado — que consiste en hacer pasar el agua por mallas muy finas o sustancias porosas - como arena o ciertas cerámicas - lo que retiene las partículas que por ser muy livianas no se separan facilmente con la decantación. Es un procedimiento más costoso que el anterior, porque además de los elementos utilizados para filtrar, a menudo es necesario forzar el paso del agua mediante aparatos que le den presión.

Por destilación — que consiste en evaporar artificialmente el agua de forma que luego sea posible capturar el vapor para volver a condensarlo en forma líquida. Es un método todavía más costoso, porque requiere utilizar un aparato especial llamado alambique - que puede llegar a alcanzar gran tamaño y complejidad - y disponer de un medio para calentar al agua hasta la temperatura de ebullición y eventualmente de otro sistema para volver a enfriar rapidamente el vapor para que condense. El agua purificada por destilación se llama agua destilada.

Por captación — que consiste en hacer pasar el agua por otras sustancias - como puede ser el carbón de determinados tipos - que tienen la propiedad de retener algunos componentes perjudiciales contenidos en ella.

Por esterilización — que consiste en agregarle ciertas sustancias germicidas - normalmente soluciones de cloro, como en las piscinas de natación - o en pequeñas cantidades por calentamiento a la temperatura de ebullición que destruye, en ambos casos, los gérmenes microbianos que pudiera contener.