miércoles, 5 de mayo de 2010

Purificar el agua

Existen diversos métodos para depurar y purificar el agua contaminada por las actividades humanas, antes de devolverla a sus cauces naturales:

Por decantación — que consiste en dejar el agua reposando en depósitos para permitir que las sustancias sólidas caigan al fondo, lo que permite separarlas del agua.

Por aereación — u oxidación, que frecuentemente se combina con el anterior, y que consiste en que al dejar el agua reposando en grandes depósitos de poca profundidad, las sustancias sólidas perjudiciales son descompuestas por la acción del oxígeno del aire y la labor de diversos microorganismos; haciendo que los gases se dispersen en la atmósfera y los restos sólidos decanten, ya no sean perjudiciales, o puedan extraerse mejor por otros medios.

Por filtrado — que consiste en hacer pasar el agua por mallas muy finas o sustancias porosas - como arena o ciertas cerámicas - lo que retiene las partículas que por ser muy livianas no se separan facilmente con la decantación. Es un procedimiento más costoso que el anterior, porque además de los elementos utilizados para filtrar, a menudo es necesario forzar el paso del agua mediante aparatos que le den presión.

Por destilación — que consiste en evaporar artificialmente el agua de forma que luego sea posible capturar el vapor para volver a condensarlo en forma líquida. Es un método todavía más costoso, porque requiere utilizar un aparato especial llamado alambique - que puede llegar a alcanzar gran tamaño y complejidad - y disponer de un medio para calentar al agua hasta la temperatura de ebullición y eventualmente de otro sistema para volver a enfriar rapidamente el vapor para que condense. El agua purificada por destilación se llama agua destilada.

Por captación — que consiste en hacer pasar el agua por otras sustancias - como puede ser el carbón de determinados tipos - que tienen la propiedad de retener algunos componentes perjudiciales contenidos en ella.

Por esterilización — que consiste en agregarle ciertas sustancias germicidas - normalmente soluciones de cloro, como en las piscinas de natación - o en pequeñas cantidades por calentamiento a la temperatura de ebullición que destruye, en ambos casos, los gérmenes microbianos que pudiera contener.

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